La consagración del presente efímero y endeble en un cuarto de fracción,en una partícula de sentido, se vuelve casi imperceptible e imposible de capturar; por que nos poseemos en los finos hilos de la lejanía y en la metafísica sensación de la incertidumbre.
Sin embargo esta distancia nos vuelve inexorable objeto de atención a la una para la otra, por que el deseo se acentúa en la negación y por que nosotras pertenecemos y rendimos culto a la abstración.
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